Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador, que día tras día sobrelleva nuestras cargas. (Salmo 68:19)
¿Alguna vez has tenido que cargar algo bastante pesado sin ninguna ayuda? Tal vez tuviste que hacer una mudanza solo. O llevar una maleta a la que se le rompió una rueda o se le dañó la cerradura o la correa. Quizás fuiste de compras un día y tuviste que llevar todas las bolsas hasta casa sin ayuda. O alguna vez se durmió tu hijo mientras lo llevabas al médico y te tocó cargarlo. ¡Qué sofoco! Con cada paso parecía que los brazos, la espalda o todo el cuerpo colapsaría. ¡Cuán maravilloso hubiera sido recibir ayuda en ese momento!
Así mismo sucede con los problemas en nuestras vidas. A veces la carga es tan pesada que parece que nos aplastará. Miramos a nuestro alrededor y no parece haber salida ni nadie que nos pueda ayudar. ¡Pero espera! ¡No tiene por qué ser así!
Dios no está ajeno a tu aflicción. Él está contigo y te ayuda en tu caminar cada día. No tienes que llevar solo el peso de la vida. Vuelve tu mirada a Jesús y, sea cual sea tu carga, pídele ayuda. ¡Él te ayudará! Entrega todo a sus manos poderosas y confía en su constante amor y su cuidado.
Dios te ayuda y te sustenta en todo momento
- ¡Ora! Clama a Dios y entrégale tu carga pesada.
- Confía en el Señor Dios todopoderoso. Él te ayudará a soportar las dificultades que estás enfrentando.
- Lee Mateo 11:28-30, medita y descubre cómo encontrar descanso en Jesucristo.
- La Palabra de Dios es refugio para el alma afligida. Léela, estúdiala y aplica de corazón sus enseñanzas.
- Dios lleva tus cargas porque le importas a él. Muestra gratitud por la ayuda del Padre.
- Ten empatía por los que, al igual que tú, pasan por momentos de aflicción. Habla sobre el amor y el favor de Dios a los que están sin esperanza. Seguro que hay muchos a tu alrededor que necesitan escuchar esto.
Para orar:
Señor Dios, muchas gracias por acercarte a mí cuando yo estaba sobrecargado y sin esperanza en esta vida. Gracias por haber concedido descanso a mi alma afligida y por llevar mi pesada carga. Ayúdame a entregarte todos los días las dificultades que me afligen. Que yo nunca me olvide e intente cargar los problemas solo, sin tu ayuda. Enséñame a ser agradecido y fiel a ti. Úsame como un instrumento tuyo para bendecir a los que sufren, a los que aun no disfrutan del alivio y el descanso que encontramos solamente en ti. En el nombre de Jesús oro, amén.
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